martes, 28 de octubre de 2014
lunes, 27 de octubre de 2014
martes, 21 de octubre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
Diwali: el Festival de las Luces de la India
El Diwali, también conocido como el "Festival de Luces", es uno de los festivales más importantes de la India y Nepal. Tiene un aspecto religioso, y es celebrado por el hinduismo, el sijismo y el jainismo. Diwali conmemora la victoria del bien sobre el mal, la victoria de la luz por encima de todas las cosas.
Durante cinco días, los hogares se limpian exhaustivamente y las ventanas se abren para darle la bienvenida a Laksmi, la diosa hindú de la fortuna. Para ello se encienden velas y lámparas para saludarla y que la luz sea protagonista. Cabe destacar que esta festividad tiene el mismo significado para los hindúes que la Navidad para los cristianos.
Durante estos días de fiesta, se preparan comidas en abundancia para compartir con la familia y amigos, se intercambian regalos, se regalan chocolatinas, dulces indios, se estrena ropa nueva, se compran objetos para la casa, joyas para las mujeres y se intercambian buenos deseos entre unos y otros.
Por su parte, la tarde es tiempo de oración y plegarias para los dioses antes del momento culminante de la fiesta: la ruidosa quema de petardos que altera la paz y las pulsaciones de la noche en las ciudades de la India. Un momento de colorido y luminosidad que merece la pena ser fotografiado.
Y es que para los hindúes la oscuridad representa la ignorancia y la luz el conocimiento. Por tanto en las noches de Diwali, la iluminación simboliza destruir todo aquello negativo del ser humano, como la maldad, la violencia, la lujuria, la avaricia, el fanatismo, el sufrimiento, etc.
Sin duda, una buena oportunidad para vivir una experiencia única y diferente en un país, la India, en el que el culto a la religión, a los dioses, es siempre celebrado por todo lo alto.
Durante cinco días, los hogares se limpian exhaustivamente y las ventanas se abren para darle la bienvenida a Laksmi, la diosa hindú de la fortuna. Para ello se encienden velas y lámparas para saludarla y que la luz sea protagonista. Cabe destacar que esta festividad tiene el mismo significado para los hindúes que la Navidad para los cristianos.
Durante estos días de fiesta, se preparan comidas en abundancia para compartir con la familia y amigos, se intercambian regalos, se regalan chocolatinas, dulces indios, se estrena ropa nueva, se compran objetos para la casa, joyas para las mujeres y se intercambian buenos deseos entre unos y otros.
Por su parte, la tarde es tiempo de oración y plegarias para los dioses antes del momento culminante de la fiesta: la ruidosa quema de petardos que altera la paz y las pulsaciones de la noche en las ciudades de la India. Un momento de colorido y luminosidad que merece la pena ser fotografiado.
Y es que para los hindúes la oscuridad representa la ignorancia y la luz el conocimiento. Por tanto en las noches de Diwali, la iluminación simboliza destruir todo aquello negativo del ser humano, como la maldad, la violencia, la lujuria, la avaricia, el fanatismo, el sufrimiento, etc.
Sin duda, una buena oportunidad para vivir una experiencia única y diferente en un país, la India, en el que el culto a la religión, a los dioses, es siempre celebrado por todo lo alto.
miércoles, 15 de octubre de 2014
domingo, 12 de octubre de 2014
miércoles, 8 de octubre de 2014
martes, 7 de octubre de 2014
lunes, 6 de octubre de 2014
Las preposiciones españolas
La preposición es una palabra que relaciona los elementos de una oración. Las preposiciones pueden indicar origen, procedencia, destino, dirección, lugar, medio, punto de partida, motivo, etc.
Las preposiciones son: a, ante, bajo, con, de, desde, durante, en, entre, excepto, hacia, hasta, mediante, para, por, salvo, según, sin, sobre y tras.
Las preposiciones son: a, ante, bajo, con, de, desde, durante, en, entre, excepto, hacia, hasta, mediante, para, por, salvo, según, sin, sobre y tras.
a
dirección: Voy a casa.
tiempo: Llegué a las once de la noche.
precio: Las patatas están a dos pesos el kilo.
día: Estamos a 1 de enero de 1999
dirección: El balcón de mi casa da al sur.
periodicidad: Tómalo dos veces a la semana.
situación: Está a la derecha.
complemento directo: ¿Ves a Roberto?
complemento indirecto: Se lo di a José.
manera: Vamos a pie.
para indicar futuro: ¿Vais a viajar el verano que viene a Barcelona?
imperativo: ¡A callar!
tiempo: Llegué a las once de la noche.
precio: Las patatas están a dos pesos el kilo.
día: Estamos a 1 de enero de 1999
dirección: El balcón de mi casa da al sur.
periodicidad: Tómalo dos veces a la semana.
situación: Está a la derecha.
complemento directo: ¿Ves a Roberto?
complemento indirecto: Se lo di a José.
manera: Vamos a pie.
para indicar futuro: ¿Vais a viajar el verano que viene a Barcelona?
imperativo: ¡A callar!
ante
situación: Estaba ante mí.
preferencia: Ante nada, María.
respecto: Ante lo que dice José, me callo.
preferencia: Ante nada, María.
respecto: Ante lo que dice José, me callo.
bajo
lugar: El libro estaba bajo la mesa.
modo: Bajo la dirección de José Heredia.
modo: Bajo la dirección de José Heredia.
con
medio: Escribía con el lápiz.
modo: Hazlo con cuidado.
compañía: Fui con Inés.
motivo: Se enfermó con el frío que hizo anoche.
modo: Hazlo con cuidado.
compañía: Fui con Inés.
motivo: Se enfermó con el frío que hizo anoche.
de
procedencia: Soy de Cuba.
pertenencia: Esta camisa es de José.
dirección: Salí de la escuela a las 11.
materia: La mesa es de madera.
tema: Hablamos de la economía nicaragüense.
modo: Ernesto está de director.
tiempo: Vamos, ya es de noche.
contenido: ¿Dónde está mi libro de historia?
tiempo: Abierto de 10 a 17.
modo: Estoy cansadísimo, vine de pie (=parado) en el autobús.
pertenencia: Esta camisa es de José.
dirección: Salí de la escuela a las 11.
materia: La mesa es de madera.
tema: Hablamos de la economía nicaragüense.
modo: Ernesto está de director.
tiempo: Vamos, ya es de noche.
contenido: ¿Dónde está mi libro de historia?
tiempo: Abierto de 10 a 17.
modo: Estoy cansadísimo, vine de pie (=parado) en el autobús.
desde
tiempo: La clase es desde las 5 hasta las 6 y media.
lugar: Desde aquí se ven muy bien los músicos.
lugar: Desde aquí se ven muy bien los músicos.
durante
tiempo: ¿Qué vas a hacer durante la noche?
en
lugar: Ella está en su casa.
medio: Vino en barco.
tiempo: En primavera me gusta montar en bicicleta.
precio: Vendió su yate en/por10 mil dólares.
dirección: Entró en su casa.
modo: Me lo dijo en un tono que no me gustó nada.
medio: Vino en barco.
tiempo: En primavera me gusta montar en bicicleta.
precio: Vendió su yate en/por10 mil dólares.
dirección: Entró en su casa.
modo: Me lo dijo en un tono que no me gustó nada.
entre
hora: Entre las dos y las tres.
lugar: Su casa estaba entre un cine y una farmacia.
lugar impreciso: Estaba entre la multitud.
lugar: Su casa estaba entre un cine y una farmacia.
lugar impreciso: Estaba entre la multitud.
excepto
excepción: Iremos todos excepto José, él es un mentiroso.
hacia
dirección: Miré hacia la orilla y ya no había nadie.
hora: Ella llegó hacia las dos de la mañana.
hora: Ella llegó hacia las dos de la mañana.
hasta
límite: Llegó hasta Los Pirineos.
hora límite: Estuve esperándote hasta las diez.
hora límite: Estuve esperándote hasta las diez.
mediante
medio: Mediante estas reglas, lograremos mejores resultados.
para
dirección: Salió para Madrid.
objetivo: Lo hace para salir bien en los exámenes.
tiempo: Para mañana estará hecho.
finalidad: Lo compré para Ernesto.
objetivo: Lo hace para salir bien en los exámenes.
tiempo: Para mañana estará hecho.
finalidad: Lo compré para Ernesto.
por
lugar: Paseamos por el parque.
causa: Brindemos por Vicente, se lo merece.
motivo: Si lo hago, es sólo por ti.
tiempo indeterminado: Por la mañana, siempre tengo prisa.
precio: Se lo vendí por 15 mil escudos.
medio: Enviamos el paquete por avión.
tiempo aproximado: Nos veremos por el invierno.
modo: Por la fuerza no conseguirás nada.
distribución: Sale a dos lápices por persona.
velocidad: Iba conduciendo, por lo menos, a 180 kilómetros por hora.
periodicidad: Vamos al gimnasio dos veces por semana.
causa: Brindemos por Vicente, se lo merece.
motivo: Si lo hago, es sólo por ti.
tiempo indeterminado: Por la mañana, siempre tengo prisa.
precio: Se lo vendí por 15 mil escudos.
medio: Enviamos el paquete por avión.
tiempo aproximado: Nos veremos por el invierno.
modo: Por la fuerza no conseguirás nada.
distribución: Sale a dos lápices por persona.
velocidad: Iba conduciendo, por lo menos, a 180 kilómetros por hora.
periodicidad: Vamos al gimnasio dos veces por semana.
salvo
excepción: Todos irán salvo José.
según
modo: Lo haremos según lo ha dicho Roberto.
sin
privación: Estaba sin conocimiento.
sobre
lugar: El libro está sobre la mesa.
hora aproximada: Llegaron sobre las dos.
tema: Hablábamos sobre problemas actuales.
hora aproximada: Llegaron sobre las dos.
tema: Hablábamos sobre problemas actuales.
tras
tiempo: Tras haber dormido toda la mañana, se despertó feliz.
miércoles, 1 de octubre de 2014
NUESTRO SEGUNDO CEREBRO: EL INTESTINO.
Tenemos dos cerebros: uno en la cabeza y otro oculto en nuestras entrañas. Los neurólogos han hallado que este último también es capaz de recordar, ponerse nervioso y dominar a su colega más noble.
Hace 4.500 años, los eruditos egipcios situaban en la parte más prosaica de nuestro organismo, con sus intestinos inquietos y pestilentes, la sede de nuestras emociones. En el Papiro Smith, por ejemplo, ya puede leerse que el estómago constituye la desembocadura del corazón, el órgano “donde se localizan el pensamiento y el sentimiento”.
De este modo, cualquier manifestación o alteración en la mente cardiaca se refleja indefectiblemente en el aparato digestivo. En el Papiro Ebers (1550 a. de C.) se describe sin tapujos esta relación anatómica y funcional: “Tratamiento de una gastropatía. Si examinas a un hombre con una obstrucción en el estómago, su corazón está atemorizado, y en cuanto come algo, la ingestión –de alimentos– se hace dificultosa y es muy lenta”.
Durante siglos, los galenos prestaron más atención a nuestro vientre que al cerebro, órgano al que tradicionalmente se le otorgó el cometido menor de ventilar la sangre. En todas las culturas antiguas y modernas se ha tenido la conciencia, al menos popular, de que nuestras tripas son capaces de experimentar emociones.
Al recibir una buena noticia, un cosquilleo placentero invade la barriga, como si en su interior revolotearan miles de mariposas. Por el contrario, las situaciones de tensión, miedo o aflicción hacen que el estómago se encoja y sintamos como si un roedor escarbase en nuestras entrañas. La repulsión hacia algo o alguien puede llegar a producir náuseas e incluso provocar el vómito. Este mar de sensaciones estomacales empieza ahora a encontrar una explicación dentro de los límites de la ciencia.
Fruto de décadas de trabajo, los científicos están en condición de afirmar que, por inaudito que pueda parecer, en el tracto gastrointestinal se aloja un segundo cerebro muy similar al que tenemos en la cabeza. Efectivamente, el tubo digestivo está literalmente tapizado por más de 100 millones de células nerviosas, casi exactamente igual que la cifra existente en toda la médula espinal, estructura que junto al encéfalo –cerebro, cerebelo y tronco encefálico– forma el denominado sistema nervioso central (SNC). Desde el punto de vista estructural, los neurólogos dividían el sistema nervioso en dos componentes: el central y el periférico (SNP). Este último incluye las neuronas sensitivas, que conectan el SNC con los receptores sensitivos; y las neuronas motoras, que ponen en comunicación el sistema central con los músculos y las glándulas.
En esta mujer de cristal que se exhibe en el Museo Alemán de la Higiene, en Dresde, se aprecia el parecido visual entre nuestros dos cerebros, el que habita en la cabeza y el intestinal. En realidad se trata de una metáfora de las similitudes existentes a nivel bioquímico y celular.
Las neuronas de la tripa no sólo controlan la digestión.
A su vez, los elementos nerviosos dedicados a las funciones motoras se categorizan en una división somática, que inerva los músculos esqueléticos, y una división autónoma, que une los llamados músculos lisos, el músculo cardiaco y las glándulas. Hasta hace poco, los expertos incluían el cerebro de la panza dentro del SNP. “Pensábamos que el aparato gastrointestinal era un tubo hueco con reflejos simples. A nadie se le ocurrió contar las fibras nerviosas que lo recorren”, confiesa David Wingate, profesor de la Universidad de Londres.
Según explica la Dra. Otilia Quireza, este segundo cerebro se conoce como Sistema nervioso entérico, y es en realidad una unidad anatómica única que abarca desde el esófago hasta el ano.
Al igual que el recluido en las paredes craneales, el cerebro entérico produce sustancias psicoactivas que influyen en el estado anímico, como los neurotransmisores serotonina y dopamina, así como diferentes opiáceos que modulan el dolor. Además, sintetiza benzodiazepinas, compuestos químicos que tienen el mismo efecto tranquilizante que el Valium.
Este cerebro abdominal tendría así 2 misiones fundamentales:
-Supervisar todo el proceso de la digestión, desde los movimientos peristálticos, la secreción de jugos digestivos para digerir los alimentos, la absorción y transporte de nutrientes y la eliminación de los productos de desecho.
-Colabora con el sistema inmune en la defensa del organismo.
Contemplando esta unidad anatómica desde la Medicina Psicosomática, en la primera parte, en el esófago, el paciente puede manifestar deglución dolorosa y podemos pensar ¿qué es lo que no puede tragar en su vida actual? Cuando uno no quiere tragar, ni asimilar una situación, ésta la disimula tragando aire lo que terminará acumulando gases que causarán molestias.
Ya en el estómago, los alimentos deben ser digeridos, pero también aquí se van a digerir los sentimientos. Si el paciente no exterioriza la agresividad, esta se quedará dentro y si la expresa en exceso se sentirá culpable y lo rumiará, pero de ninguna de los formas solucionará su problema. Las personas que padecen de estómago suelen ser personas que rehúyen de las situaciones conflictivas.
El cerebro es el encargado de digerir las emociones, mientras que el intestino digiere los alimentos. Cuando el paciente presenta problemas en su intestino delgado nos podemos plantear si no estará analizando demasiado las cosas. Para la Medicina Psicosomática, el intestino delgado es un indicador de las angustias vitales de la persona, y pueden manifestarse en forma de diarrea, que representa el miedo de soltar. Por otra parte, cuando el que está afectado es el intestino grueso, el síntoma más frecuente va a ser el estreñimiento, que viene a representar la resistencia de dar o el afán de retener. Y no sólo en el sentido material del dar sino también respecto a las emociones, el miedo a exteriorizarlas.
Otro dato importante es que el 90% de la serotonina, la hormona del bienestar, la producimos en el intestino.
La doctora Irina Matveik, especialista en Endocrinología y Nutrición Clínica por la Universidad Estatal de Medicina de Bielorrusia, nos muestra una serie de pautas a tener en cuenta para lograr que nuestro segundo cerebro funcione mejor y en consecuencia sea mayor nuestro bienestar:
¿Cómo estimular el “cerebro intestinal” a nuestro favor?
El cerebro intestinal libera sus sustancias químicas como, por ejemplo, la serotonina (la famosa hormona de la felicidad y el bienestar) como respuesta a una alimentación y digestión sanas. Hay que saber que la serotonina no se produce sólo en el cerebro sino que, por el contrario, la mayor parte de ella (el 90%) se libera en el intestino. Si nos alimentamos bien, variado y con un aporte proporcional de todos los nutrientes; si tenemos unos hábitos sanos a la hora de comer (sin prisa, masticar bien y no distraernos) el sistema digestivo nos responde y nos lo agradece con una sensación de bienestar, dándonos un buen suministro de energía, vitalidad y optimismo.
Por otra parte, las neuronas digestivas también se estimulan con las técnicas de respiración abdominal, estiramientos, masajes suaves de la tripa, y con calor suave y relajante, aplicado a la zona del vientre.
¿En qué medida es importante una adecuada higiene abdominal, para que pueda hacer bien sus funciones?
Lo más importante es el equilibrio entre la entrada de los alimentos y todas las sustancias que tragamos y la descarga de todos los residuos y los productos secundarios de la propia función celular y bacteriana que tenemos que expulsar. Si estamos sobrealimentados o si consumimos demasiados alimentos, dudosos respecto a su calidad nutritiva, de este modo fácilmente saturamos y trastornamos nuestra tubería interna.
Si por alguna razón patológica o funcional la digestión y/o el tránsito intestinal es lento y no de forma completa, entonces formamos acúmulos de los residuos en nuestro interior y podemos llegar a una sobrecarga tóxica o la autointoxicación; esta última se manifiesta de múltiples formas, tiene diferentes caras y síntomas.
Por supuesto, la limpieza es importante, practicar una depuración interior es una “garantía” para evitar elevar los riesgos del desarrollo de muchas enfermedades y una oportunidad para tu cuerpo para incrementar el rendimiento, la energía y tener un mayor aporte nutricional.
¿Cómo mantener una higiene intestinal de una forma natural, en nuestros hábitos de la vida cotidiana?
Con una correcta higiene digestiva: respetar las señales que nos manda el cuerpo, no suprimir las necesidades naturales de ir al baño ni tener prisa haciéndolo. Crear un ritual e intentar repetirlo todos los días, alrededor de las mismas horas, con calma y tiempo suficiente para poder vaciar bien el vientre y sentirse ligero y limpio por dentro. Insistir, repetir y seguir entrenando tu cuerpo para que responda a tu ritual y crear un firme reflejo condicionado.
Además, hay que beber 2 litros de líquidos al día, ingerir por lo menos 400 g de verdura variada cada día, no olvidarnos de las legumbres (2-3 veces por semana, al menos 200 g en cada toma), consumir productos fermentados (kefir, chucrut), tres tomas de fruta al día, frutos secos variados, por lo menos 30 g al día. Y si no puedes cumplir con estas cantidades diarias recomendadas, quizás te conviene tomar unos suplementos naturales de fibra.
Conviene de vez en cuando (un día al mes o por semana) acelerar tu propio transito intestinal tomando mucho zumo de ciruelas, kiwis o kefir o/y suplementos de magnesio, y con eso te puedes asegurar una limpieza mas profunda.
¿Cómo comer?
Saboreando y apreciando el proceso; sin prisa, masticar, analizar los gustos y las texturas de los alimentos, no comer “mientras tanto”(mientras que hacemos esto o lo otro), no distraer nuestra atención con otras actividades simultáneas, como ver la tele o leer la prensa.
¿Cómo moverse? Cómo debería ser una actividad física adecuada?
Con regularidad. Lo más que le gusta a nuestro cuerpo es la previsibilidad y la regularidad. Con una actividad física rítmica y repetitiva, el cuerpo te lo va a agradecer y te proporcionará un magnifico bienestar. No tienen tanto valor ni son saludables las actividades físicas esporádicas y bruscas como sí lo tienen un ejercicio regularizado e incorporado firmemente a tu rutina. Los movimientos y estiramientos, aunque sean muy sencillos y cortos en el tiempo (al principio, hasta que entras en la rutina y el gusto por ellos y les dediques más tiempo), si se realizan todos los días y a horas asignadas, te activarán todos los sistemas vitales y te asegurarán un bienestar a corto y largo plazo.
¿Cómo saber si nuestro sistema digestivo está en buena forma?
Hay que saber escucharlo: los síntomas como la acidez, el ardor, el reflujo, la pesadez, el hinchazón, el dolor, demasiados gases, la irregularidad del tránsito intestinal, nauseas, etc., son sus formas de expresarse, es el lenguaje digestivo, el aviso de que algo anda mal. Entonces hay que hacerle caso y observar con atención y paciencia tu sistema digestivo: por qué y cuándo te aparecen aquellas molestia (con qué tipo de comida o en qué situación) e intentar corregirlo.
Lo que sucede frecuentemente es que la gente se acostumbra a vivir con hinchazón o diarreas (o todo lo contrario) o piensan que es algo normal o vergonzoso, o que su digestión es así de delicada, sin buscar las respuestas ni intentar corregir la calidad de su función digestiva.
¿Cómo puede afectar un entorno excesivamente ácido en el sistema digestivo?
El cuerpo sano suele equilibrar y controlar el pH (que es el parámetro de la acidez) de sus tejidos y de su medio ambiente. La acidificación excesiva, en el estomago por ejemplo, puede ser causada por bacterias/infecciones, por procesos inflamatorios o por abuso de las comidas “acidificantes” como los hidratos de carbono y los dulces, por ejemplo, o las bebidas gaseosas. La acidificación del contenido del intestino grueso puede ser causada por un desequilibrio de la microflora intestinal, un sobrecrecimiento de las bacterias y/o hongos agresivos y por una mala alimentación. De nuevo, la clave está en la alimentación y en la propia observación.
¿Cómo reequilibrarlo?
Descartar una posible infección o un proceso inflamatorio, que requieran tratamientos con especialistas. Rituales de depuración, batidos verdes, consumo adecuado de las verduras y las frutas, agua, suplementos minerales alcalinizantes y probióticos.
En resumen, los síntomas intestinales pueden reflejar la personalidad y los conflictos psíquicos. Lo que es bueno para un cerebro, lo es también para el intestino, o mejor dicho, para el cerebro abdominal. Y también a la inversa: si cuidamos nuestros intestinos nuestra salud emocional lo notará y nuestro organismo en general nos lo agradecerá.
Como dice el Dr. Jean Seignalet “la limpieza intestinal sería para el cerebro del bajo vientre algo así como una cura de sueño para el sistema nervioso central”.
Fuentes: Un artículo extraído de la revista"Muy Interesante", más estudios realizados por la Dra. Otilia Quireza y la Dra. Irina Matveikova publicados en diferentes páginas de internet.
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