viernes, 22 de septiembre de 2023

Proyecto HAARP

 


Tecnología militar genera terribles catástrofes naturales: 
proyecto Haarp



Por Chevige González Marcó
18.01.2010 – Apenas 48 horas después de que el mundo empezara a conocer sobre las terribles consecuencias generadas por el terremoto de 7,3 grados en la escala de Ritcher, registrado en Haití, ya Barack Obama anunciaba que 3 mil 500 soldados estadounidenses partirían de inmediato a Haitía a brindar “solidaridad”. 
La tragedia de Haití generó expresiones inmediatas de cooperación por parte de decenas de países. El pequeño aeropuerto de Puerto Príncipe colapsó, ya Estados Unidos tiene control directo del aeropuerto.
Según Roger Searle, profesor de geofísica en la Universidad de Dirham (Reino Unido) El terremoto de Haití fue 35 veces más potente que la bomba de Hiroshima. El catedrático también comparó la energía liberada por el terremoto en el país caribeño con la explosión de medio millón de toneladas de TNT. 
Sin embrago, según la tesis de Searle, la energía liberada en el terremoto de Haití es una centésima de la que estalló durante el devastador Tsunami en la denominada Banda Aceh, al sur de Asia. Sin duda ese tsunami y su poder destructor causaron una terrible impresión en la humanidad.
Algunos lectores dirán: esos fenómenos son la consecuencia de la contaminación y la destrucción del planeta; otros dirán: los terremotos siempre han existido y forman parte de la forma como está constituido nuestro planeta; y otros se preguntarán ¿estos fenómenos tendrán únicamente causas naturales o alguna potencia interesada en seguir ocupando espacios estratégicos está detrás de un plan militar imperial de proporciones inimaginables?
La Fuerza Aérea Estadounidense desarrolla un peligroso proyecto, que parece sacado de una película de ficción, pero no lo es, y que la comunidad internacional no sabe si ya está en ejecución.
 Se trata del proyecto Haarp, un sistema que puede generar violentos e inesperados cambios en el clima. La traducción al castellano de las siglas Haarp es: Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. Funciona a partir del ataque a la ionósfera con ondas de alta frecuencia con la potencia de 1GW, lanzadas a partir de un complejo de antenas ubicadas en Alaska. Los estadounidenses habrían logrado reproducir artificialmente una aurora boreal. Mediante este sistema pueden utilizar la energía que está presente fuera del espacio terrestre y reconducirla a los fines de generar bruscos cambios de clima. De esa forma se podrían utilizar al Haarp como un arma de guerra.
¿Será el Haarp mito o paranoia antiestadounidense?, no, en su resolución de 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior (A4-0005/1999), el Parlamento Europeo señalaba que el programa HAARP manipulaba el medio ambiente con fines militares. El organismo europeo, lejano de sospechas de ser antiimperialista pidió que se estableciera un convenio internacional que prohibiera el desarrollo de la máquina del clima.
De acuerdo con investigaciones científicas precedentes y relacionadas con la manipulación de frecuencias en la ionósfera, se conoce que mediante satélites u otros instrumentos de reconducción se puede utilizar los llamados hipocampos que generan los Haarp para otros usos distintos al cambio climático, incluso para aspectos que no necesariamente son dañinos a la humanidad, como generar capa de ozono.
 Los Haarp potencialmente tendrían también la capacidad, de desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas.

Investigaciones sobre el proyecto Haarp han surgido desde universidades estadounidenses y centros europeos. Uno de los pioneros en la investigación sobre Haarp es Nick Begich, un investigador científico de Anchorage, Alaska, la región donde se ubican las antenas del proyecto. La investigación de Begich no fue sólo científica, sino también política. Descubrió las conexiones entre patentes reservadas y de carácter secreto del gobierno estadounidense, y luego de las empresas conexas que se iban haciendo cargo de patentes relacionadas. Entre ella denunció el investigador, habían algunas que se referían a “cómo hacer “Explosiones de tipo Nuclear sin Radiación”, sistemas radiantes de energía, el radar de sobrehorizonte, sistemas de detección para misiles que lleven cabezas nucleares, pulsos electromagnéticos antes producidos por armas termonucleares y otros recursos de la Guerra Espacial”.
Entre quienes han escrito sobre proyectos relacionados con los Haarp, se encuentra Zbigniew Brzezinski, quien fuera asesor de seguridad del ex presidente Jimmy Carter, y a quien relacionan con la tendencia política dentro del sistema de poder estadounidense que representa Barack Obama. Brzezinski se refirió a las alternativas existentes para lograr cambios en el pensamiento de los seres humanos y en la guerra ecológica. 
Dijo que a pesar de las incomodidades que podría generar eso en ciertos sectores, el uso de tecnologías como los Haarp era inevitable.

¿Representaba una amenaza Haití para los intereses estadounidenses?, evidentemente no, tampoco es una nación que a simple vista posea recursos naturales indispensables para Washington. Lo que sí representa Haití es una posición geográfica clave en el Caribe, en el contexto de una Latinoamérica que está librando los procesos de recuperación de soberanía más importantes desde la Guerra de Independencia.
Es además Haití, uno de los países más pobres del mundo, tratado tanto por EEUU como por algunas potencias europeas como un campo de experimentación. Del Imperio pocas cosas se pueden dudar.





Puente de Tacoma (efecto de resonancia)




El puente se inauguró el 1 de julio de 1940 y, gracias a su longitud, se convirtió en el tercer mayor puente del mundo (por detrás del puente de Washington de Nueva York y el Golden Gate de San Francisco). Desde que se inauguró y se abrió al tráfico, los habitantes de la zona veían cómo el puente se deformaba y se ondulaba de un extremo a otro mientras los coches pasaban o porque, simplemente, soplase una pequeña brisa.

Los ingenieros responsables del proyecto aseguraron que el movimiento longitudinal no afectaba a la estructura del puente y éste siguió abierto al tráfico rodado (y a los más valientes); sin embargo esta predicción no tardaría mucho en venirse abajo (literalmente).

El 7 de noviembre de 1940 entró en escena un factor que no había sido tenido en cuenta en el diseño del puente. Comenzó a soplar un viento que impactaba de manera transversal en la estructura del puente, un viento de 68 kilómetros por hora que provocó una nueva resonancia en el puente (de orientación transversal) que hacía que éste se retorciese. El eje central del puente permanecía quieto y los dos lados de la carretera se retorcían sin parar por efecto del viento que soplaba (que era de intensidad media), en un fenómeno conocido como flameo aeroelástico. A las 11 de la mañana, después de todas las torsiones, el puente se vino abajo por completo, quedando únicamente en pie los pilares de éste.




martes, 19 de septiembre de 2023

Un síntoma de DESHONESTIDAD INTELECTUAL



El mundo necesita un baño de honestidad intelectual
Por: P. Fernando Pascual, LC



Falta honestidad intelectual cuando se razona con sofismas, cuando se falsean los datos, cuando se cortan frases de otros estudiosos para hacerles decir lo contrario de lo que realmente dijeron.

Son muchas las maneras en las que se falta a la honestidad intelectual. Entre ellas, podemos encontrar un sencillo síntoma o señal, que muestra poca seriedad, que lleva a errores, y que es muy fácil de individual.

Se trata del empleo abusivo del adjetivo “todo” en sus diversas modalidades. “Todo el mundo sabe...” “Todos los científicos afirman...” “Todas las personas han llegado a reconocer que…”.


Ese empleo abusivo va, en primer lugar, contra una sencilla ley de la lógica, según la cual toda afirmación universal en materia contingente es de por sí falsa.

Porque es “materia contingente” lo que la gente dice, piensa, escribe, publica. Por lo mismo, resulta relativamente fácil encontrar un solo caso de alguien que sostenga lo contrario de quien dice “todos sabemos actualmente que…”.

En segundo lugar, va contra una sencilla regla de la estadística, ciencia experimental, según la cual para poder concluir que “todos piensan que...” haría falta interrogar a un número enorme (idealmente a “todos”) de seres humanos, lo cual es casi imposible, y no siempre garantiza la verdad.

Es casi imposible, porque siempre habrá personas que nunca respondan a cuestionarios que aspiran a conocer lo que piensan todos (o la mayoría). Basta con pensar en las tribus aisladas, a las que nadie les envía ningún formulario de preguntas...

Es casi imposible, además, porque aunque se llegase a un cuestionario respondido por miles de millones de personas, nunca habría certeza de que todos hayan respondido con sinceridad. Y, seguramente, un cuestionario de esas dimensiones mostraría que al menos algunos (tal vez muchos, con sorpresa de los investigadores) dicen lo contrario de lo esperado...

Por eso, cuando escuchemos una conferencia, o leemos un texto, en la que se diga, con una seguridad sorprendente, que “todos pensamos esto”, podemos estar seguros de que falta honestidad intelectual en quien hace tal afirmación.

Es cierto que muchas veces se trata de una exageración consciente: al decir “todos” se alude a una inmensa mayoría. Pues lo mejor, para ser de verdad honestos, es evitar exageraciones, y decir simplemente “una inmensa mayoría cree que...”. Y decirlo, desde luego, solo si de verdad se han hecho las necesarias investigaciones para conocer lo que piensa esa “inmensa mayoría”.


El mundo necesita un baño de honestidad intelectual. Un modo sencillo para ayudarnos a lograr esa meta, consiste en identificar y señalar los errores de quienes sostengan, sin fundamento, que “todos sabemos que…”.

Al mismo tiempo, daremos más espacio a quienes sepan expresarse con verdadero sentido de la realidad, desde los datos que hayan alcanzado por haber emprendido investigaciones serias y honestas.