Una lección esencial sobre el arte de vivir que todos debemos aprender es a hacer lo que las situaciones nos exigen sin que por ello nos convirtamos en un personaje con el cual identificarnos.
El poder de lo que hacemos se intensifica si actuamos por la acción misma en lugar de hacerlo como medio para proteger, engrandecer o satisfacer nuestra identidad.
La mayoría de las personas que ocupan posiciones de poder en este mundo, como los políticos, las celebridades de la televisión, los líderes de empresa y también los líderes religiosos, se identifican totalmente con su papel. No son más que actores inconscientes en el drama del ego. un drama que parece sumamente importante, pero que, en últimas, carece de todo sentido.
Si el drama del ego tiene algún propósito, éste es crear cada vez más sufrimiento en el planeta. El cual, finalmente, destruye el ego, pese a ser creado por él. Es el fuego en el cual el ego se consume a sí mismo.
En un mundo lleno de personajes que representan un drama, las pocas personas que no proyectan una imagen fabricada por la mente, sino que funcionan desde la esencia profunda de su Ser, que no aparentan ser más de lo que son, sino que son ellas mismas, se destacan como personas notables y son las únicas que logran dejar una verdadera huella en este mundo.
Son las portadoras de la nueva conciencia. Imprimen gran poder a todo lo que hacen porque están en armonía con el propósito del todo. Sin embargo, su influencia va mucho más allá de lo que hacen, mucho más allá de su función. Su simple presencia sencilla, natural, discreta, ejerce un efecto de transformación sobre todas las personas con quienes entran en contacto.
Cuando no representamos papeles, no hay ego en lo que hacemos. No hay un propósito de protegernos o fortalecernos. El resultado es que nuestros actos ejercen un poder mucho mayor. Nos concentramos totalmente en la situación. Somos uno con ella. No tratamos de ser alguien en particular.
Cuando somos totalmente nosotros mismos, nuestros actos son más poderosos y eficaces.
Pero no debemos esforzarnos por ser nosotros mismos. Tan pronto como nos esforzamos por ser esto o aquello, asumimos un personaje.
Ya somos nosotros mismos. Debemos dejar de añadir carga a lo que ya somos.
"Pero no sé quién soy. No sé lo que significa ser yo mismo".
Cuando logramos sentirnos totalmente a gusto con el hecho de no saber quiénes somos, entonces lo que queda es lo que somos: el Ser más allá del humano. Un campo de potencialidad pura en lugar de algo ya definido.
Decídase a renunciar a definirse, ante usted mismo y ante los demás. No perecerá. Vivirá. Y no se preocupe por la manera como los demás lo definen. Cuando lo definen, ellos se limitan, de manera que ése es problema de ellos.
Cuando se relacione con la gente, no asuma principalmente un papel o un personaje.
Sea solamente un campo de Presencia consciente.
Eckhart Tolle
No hay comentarios:
Publicar un comentario