Los huertos urbanos no son una anécdota. Al menos en lugares como Berlín, donde proporcionan frutas y verduras frescas a la respetable cifra de 500.000 personas. Comunitarios, municipales o en terrazas y balcones, los huertos en la ciudad también son una tendencia en España desde hace algunos años. El fenómeno, que conecta de nuevo a los habitantes urbanos con la producción de alimentos, se puede comprobar consultando mapas de huertos urbanos de ciudades como Madrid y Barcelona, útiles para sumarse a estas iniciativas.
Las personas que promueven estos proyectos defienden que hay razones más que fundadas para sembrar en la ciudad.
Con un huerto urbano “consumimos alimentos frescos y recién recolectados” o “dejamos de consumir alimentos cultivados muy lejos cuyo transporte consume mucha energía”.
La salud o la ecología no son los únicos propósitos de los huertos en la ciudad.
Un huerto colectivo es un lugar para fortalecer las relaciones en un vecindario en torno a un proyecto común, facilitar que los mayores mantengan una vida activa o educar, en los cada vez más habituales huertos escolares.
A través de la experiencia del huerto, entran en las aulas conceptos como la importancia de la agricultura ecológica, del consumo responsable y de las repercusiones de la alimentación en la salud, que incorpora por ejemplo el programa pedagógico de la Red de Huertos Escolares Agroecológicos de Zaragoza.
¿Le apetece compartir con nosotros su propia experiencia en casa, en una escuela o en su localidad como hortelano urbano?
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