sábado, 16 de julio de 2016

La presencia de Internet en nuestra vida


El futuro del plástico


La fábula de la hormiga


Cada día, una pequeña hormiga llegaba al trabajo muy temprano, y sin pérdida de tiempo comenzaba sus tareas. Era sumamente productiva y se la veía muy feliz con la actividad.

El gerente, un león, siempre se sorprendía al verla trabajar sin supervisión. Entonces pensó: “si es capaz de producir así sin alguien que controle, seguramente podrá hacer mucho más si tiene un supervisor”.

Dicho esto, buscó y reclutó a la cucaracha quien tenía una experiencia sumamente extensa como jefa y era famosa por preparar y presentar excelentes reportes.

Su primera decisión fue instalar un reloj en el ingreso para controlar los horarios de llegada y salida.

Necesitaba además una secretaria que lo ayudara a escribir sus informes. Así que decidió contratar a la araña para que además manejara los archivos y monitoreara las llamadas telefónicas.

El león estaba encantado con los reportes que la cucaracha le enviaba y le pidió que produjera unos gráficos que mostraran los ratios de producción y un análisis de las tendencias de manera que pudiera utilizarlos para sus propias presentaciones ante el directorio.

La cucaracha entonces debió comprar una nueva computadora, una impresora laser además de contratar a la mosca para dirigir el área de sistemas.

Mientras tanto, la hormiga que una vez había sido tan productiva y relajada, detestaba toda esta sobrecarga de papeles y reuniones interminables donde perdía la mayor parte de su tiempo. El león entonces llegó a la conclusión de que había llegado el momento de contratar alguien que se hiciera cargo del departamento donde la hormiga trabaja.

Quien ganó la posición fue la cigarra, cuya primera decisión consistió en cambiar la alfombra y conseguir una silla ergonómica para su oficina. Necesitaba además una computadora y una asistente personal que trajo desde su antiguo lugar de trabajo para que lo ayudara con la programación y el Plan de Control Estratégico del Presupuesto.

El lugar donde trabaja la hormiga ahora es triste, nadie se rie ya y todo el mundo camina preocupado…
Esta fue razón suficiente para que la cigarra convenciera al león de la necesidad de realizar una encuesta de clima interno. Y dado que el león había revisado el departamento donde la hormiga trabajaba, era fácil comprobar cómo en este tiempo la productividad se había reducido notablemente.
Su decisión fue reclutar al búho para que realizara una auditoría y sugiriera las soluciones. Después de 3 meses, presentó su reporte y una conclusión final: el departamento tiene exceso de personal.
Adivinen a quién pusieron en la mira primero?

A la hormiga!!!

Las causas?: mostrar una actitud negativa y falta de motivación.

Nota : los personajes en esta fábula son ficticios. Cualquier parecido con personas o hechos dentro de las empresas es…

Mera coincidencia??

La fábula que comparto con ustedes nos lleva a pensar en situaciones que se viven a diario en las organizaciones:
Metodologías de evaluación y gestión del desempeño que empiezan siempre “por abajo”.
Informes de control de gestión donde los resultados son muy buenos en una columna y pésimos luego del famoso: “gastos de administración” o “costos indirectos”.
La creencia de que las personas que operan no “tienen cabeza” y necesitan algún bicho salvador que piensa por ellas.
El temor a la implementación de grupos autónomos de trabajo lo cual redunda en la centralización de las decisiones en el escritorio: el lugar donde suceden las cosas.

Y la enumeración podría continuar.

No será que llegó el momento de empezar a cuestionar otros paradigmas?
Porque, como dice un viejo proverbio danés: “al que teme preguntar, le da vergüenza aprender”





viernes, 8 de julio de 2016

CIENTÍFICOS DEMUESTRAN QUE EL ALMA NO MUERE, SINO QUE VUELVE AL UNIVERSO

Dos científicos de renombre internacional dicen que pueden probar la existencia del alma.


La consciencia es el conocimiento inmediato que tenemos de nosotros mismos, de nuestros actos y reflexiones, pero también la capacidad de los seres humanos de verse y reconocerse a sí mismos y de juzgar sobre esa visión y reconocimiento. Su naturaleza es profundamente misteriosa y posee implicaciones existenciales, médicas y espirituales.

El doctor Stuart Hameroff, que es emérito en el Departamento de Anestesiología y Psicología así como Directivo del Centro de los Estudios de Conciencia de la Universidad de Arizona, en la ciudad de Tucson, Estados Unidos, y su colega, Sir Roger Penrose, físico matemático en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, han estado trabajando desde 1996 en una teoría cuántica de la conciencia, que establece que nuestras almas están contenidas en estructuras llamadas microtúbulos, que viven en nuestras células cerebrales.

Sus conclusiones apuntan a que nuestras experiencias de conciencia son el resultado de los efectos de la gravedad cuántica en los microtúbulos, un proceso que llaman reducción objetiva orquestada (Orch-­OR).


La comunicación entre neuronas mediante la secreción de neurotransmisores se realiza a través de vesículas sinápticas distribuidas a lo largo de sus axones. El citoesqueleto de las neuronas juega un papel clave en la dinámica de estas vesículas. Hameroff y Penrose proponen que los microtúbulos, las unidades más pequeñas del citoesqueleto, actuan como canales para la transferencia de información cuántica responsable de la consciencia.

Hasta ahora había un cierto consenso científico en considerar que la consciencia emergió como una propiedad de los organismos biológicos durante la evolución. Sería, por tanto, una adaptación beneficiosa que confiere una ventaja evolutiva a las especies conscientes. En cambio, la teoría Orch OR afirma que la consciencia es una característica intrínseca de la acción de un universo no computable.

El Dr. Hameroff explicó ampliamente su teoría en un documental narrado por Morgan Freeman, llamado “Through the wormhole” (A través del agujero de gusano), que fue emitido por el canal Science de Estados Unidos. En este documental el doctor Hameroff declaró que cuando “el corazón deja de latir, la sangre deja de fluir, los microtúbulos pierden su estado cuántico. La información cuántica en los microtúbulos no se destruye; no puede ser destruida; simplemente se distribuye y se disipa por el universo“.

Y añadió que “si el paciente es resucitado, esta información cuántica puede volver a los microtúbulos y el paciente dice “Tuve una experiencia cercana a la muerte”. Si el paciente muere, “sería posible que esta información cuántica exista fuera del cuerpo indefinidamente, como un alma”

El Dr. Hamerof cree que las nuevas ideas sobre el papel de la física cuántica en los procesos biológicos como la navegación en pájaros, ayudan a confirmar la teoría.

Ambos científicos, de renombre internacional, se suman pues a la idea de la existencia del alma, como el Dr. Rick Strassman que cree que la entrada del alma en el cuerpo humano se produce a través de la glándula pineal.


Lo curioso es que la glándula pineal se hace visible en el feto humano a los 49 días, que es la cantidad de días en los que un alma tarda en reencarnar según el Bardo Thodol (Libro Tibetano de los Muertos). Estas coincidencias han llevado a Strassman a afirmar que el alma encarna en el cuerpo a las séptima semana de embarazo.

sábado, 2 de julio de 2016