martes, 10 de enero de 2023

EL ÉXITO RADICA EN LA DISCIPLINA


 

CONOCER EL LENGUAJE PARA NO HACER EL RIDÍCULO


 

La carpeta verde

LA NUEVA FÍSICA


Los pilares de la física tradicional son la Relatividad de Einstein y la física cuántica de Planck, Bohr, Heisenberg y otros. 

Siguiendo estas teorías, materia y energía son equivalentes (E=mc2) y la última tiene su origen en partículas materiales. 
Por esta razón cuando se piensa en energía, inicialmente se piensa en algún elemento material (solido, líquido o gaseoso) del cual podamos extraer energía. 

Partiendo de estudios sobre la metafísica griega, Keppe anota un error que Aristóteles cometió al formular la metafísica, ciencia esta que sirvió de base para las ciencias de la actualidad, principalmente la física, que acabo siendo la más perjudicada. 

Según Keppe, Aristóteles formuló un principio metafísico de forma invertida al afirmar que el “acto vendría de la potencia”. Este lenguaje metafísico-filosófico puede ser traducido en el lenguaje de la ciencia moderna como “la energía (acto) venido de la materia (potencia)”, o “la energía venida de la diferencia de potenciales”, siendo que Aristóteles identifica potencial con materia. 

Como si no fuera suficiente, Aristóteles también desvió el estudio del atomismo con su hilemorfismo, una doctrina filosófica que establece la duplicidad de la substancia, estableciendo la noción (errónea según Keppe) de que materia y forma son dos elementos distintos de la misma substancia.

 Este pensamiento llevó a la idea de que materia y energía serían dos elementos distintos y siempre presentes. 

Este pensamiento fue entonces materializado con Albert Einstein en su famosa teoría de la relatividad restringida de 1905, y expresada matemáticamente en la famosa ecuación E=mc2, conocida como equivalencia materia y energía. 

La interpretación relativa de que la “energía es materia radiante y materia es energía condensada” expresa muy bien el materialismo absoluto traído por Einstein y la idea errónea de que la energía viene de la materia. 
Entretanto, Keppe, al estudiar los trabajos del gran inventor Nikola Tesla – padre de la corriente alternada y de los motores a inducción (los más usados hoy en día) – percibió que este gran científico ya había realizado innumerables inventos importantes basados en la idea de que el vacío, que corresponde a la ausencia total de materia, es hecho de energía

La tecnología de Tesla usaba resonancia de ondas electromagnéticas que él denominaba “ondas electromagnéticas longitudinales”. Algunos sectores no ortodoxos de la física denominan la energía del vacío responsable por la tecnología de Tesla como “energía escalar”, un término que se refiere a una forma de energía “no vectorial”, o sea, no originada de la dimensión del espacio-tiempo y por lo tanto no definible por parámetros temporales y espaciales, como son la energía potencial y la energía cinética. Basado en sus descubrimientos en la Metafísica y en Tesla, Keppe desarrolló en su referida obra, nuevos principios sobre los cuales se debería basar la ciencia de aquí en adelante, sirviendo inclusive de guía para una nueva tecnología que debe venir. 

Entonces Keppe concluyó que: 

1. La materia viene de la energía y ambas son equivalentes. La energía (escalar de Tesla, o esencial de Keppe) es jerárquicamente superior y siempre existe donde no hay materia (partículas), pero no siempre hay materia – o podrá haber – donde hay energía. La materia simplemente capta energía esencial y desprende energía secundaria siguiendo la resonancia de su estructura interna. 

2. Existe apenas una única substancia, la Energía Esencial (termino Keppeano para la energía de Tesla), que es trascendente (no material, no temporal y no espacial) y que produce la materia a través del fenómeno de la resonancia. Para Keppe, materia es una resonancia de la Energía Esencial aprisionada en el tiempo y en el espacio. 

3. Las energías sensibles al ser humano y detectables por instrumentos no son esenciales, corresponden todas ellas a subproductos de la energía primaria (Energía Esencial). Eso implica que la tecnología basada en la obtención de movimiento a través de la diferencia de potenciales de energías secundarias (gravedad, electromagnética, etc.) puede ser substituida por la tecnología de captación directa de la energía primaria (energía esencial) a través del fenómeno de la resonancia de una energía secundaria, electromagnética, por ejemplo. 

4. La energía esencial tiene dos componentes, acción y complementación, que corresponden a los dos sentidos que componen la resonancia. Aquí entra para Keppe el concepto de “Potencial Puro”, correspondiente a la idea de que a diferencia de potenciales de la física causa entropía acelerada del sistema por el uso de la energía apenas en un sentido. Cuando el sistema está en resonancia, la entropía es minimizada y la eficiencia maximizada, justamente porque el sistema pasa a beneficiarse de los dos componentes complementarios de acción y complementación. El potencial puro puede ser visto como un vórtice causado por la resonancia del sistema y por donde pasa la energía esencial.


RELATIVISMO




El mundo quiere destruir tu capacidad para distinguir entre la realidad y la fantasía. 

Te dirán que hombres son mujeres y mujeres son hombres, aunque bien sabes por dentro, que esa no es la realidad. 
Te dirán que un bebé por nacer no es un ser humano, aunque bien sabes, que lo es. 
Te dirán que el gobierno puede crear riqueza de la nada, aunque por lógica, sabes que si fuera así, no habría necesidad de trabajar. 
 Reescribirán la historia, diciéndote que blanco es negro y negro es blanco; los villanos, retratados como héroes y los héroes retratados como villanos. Todo ello con una intención última: destruir tu capacidad para pensar de forma crítica e independiente. 
Una persona que no puede distinguir un delirio de la realidad, es una persona que abrazará cualquier ideología, siempre que se convierta en el statu quo. 
Y ese es precisamente el tipo de carne de cañón que quiere el estado leviatán: mentes maleables, no pensadores críticos.

 No renuncies a tu capacidad de distinguir la ficción de la realidad, incluso si tienes que pagar un alto precio social. De ello depende tu libertad.